La vida real no es un cuento, donde podemos identificar perfectamente a los malos y los buenos de la historia. Es una de las lecciones que han dado el presidente de la Comunidad de Regantes El Fresno, Ángel Gorostidi, y la jefa de Servicio de Gestión del Medio Natural, Ana Warleta, a alumnos de Antropología de la Universidad de Sevilla (US), que visitaron la Comunidad para descubrir cómo se gestiona la convivencia entre la agricultura de cultivos de primor y el cuidado al medio ambiente en el entorno de Doñana.
Gorostidi les ha explicado que “era necesario el orden”, que llegó en diciembre de 2014 en forma de Plan Especial de los Regadíos de la Corona Norte de Doñana, un texto que define que “de las 13.000 hectáreas de cultivo que teníamos en 2011, sólo 9.340 son regables”. Por su parte, Warleta aseguró que aplicar el Plan “no es tan sencillo como parece”, así como que “no es un texto fácil de aplicar y garantista”. Pero dejó claro cuál es el objetivo final: “convivir”.
La administración, encargada de aplicar el Plan de la Corona, debe “intentar que haya equilibrio entre la protección del medio ambiente y la agricultura; el agricultor debe ceder y que la coexistencia sea posible”. La jefa de servicio de Gestión del Medio Natural puso en antecedentes a los estudiantes, explicándoles el origen de la agricultura en el Condado de Huelva, unos cultivos de subsistencia en la época de la postguerra, hasta la evolución de la agricultura, “cada vez más intensiva, porque daba dinero”.
Por su parte, Gorostidi ha coincidido con Warleta en señalar que “la agricultura es innata en estos pueblos, pero había que poner freno a la manipulación de la masa forestal. Era necesario el orden”. Así, reivindicó la llegada del trasvase de 15 hm3 de agua para las hectáreas regables de la CHG que aún no tienen agua superficial, algo que no es posible sin el desdoble del túnel de San Silvestre.