Aunque no viene de familia de agricultores , siendo de Moguer era difícil que no hubiese tenido algún contacto con la agricultura en su infancia . Con 7 años, Antonio Capelo cogía fresas en canasto con uno de sus tíos. Durante la adolescencia quiso entrar en el cuerpo de la Guardia Civil, pero finalmente pasó por la mili y por la industria, hasta que a los 21 años puso el pie en la agricultura.
– ¿Cómo fue la iniciación en esta profesión?
Fue muy difícil. Mi cuñado Mario Ruiz me ofreció asociarme a un grupo que había formado él para solicitar unas parcelas en Avitorejo. Así lo hice y me inicié en la agricultura. Hasta el momento, siempre había formado parte de un grupo de trabajadores, pero nunca había sido responsable de uno. Es decir, nunca había sido empresario y a mis 21 años me costó mucho trabajo manejar a una cuadrilla ya experimentada, trabajadora y con más experiencia que yo. Para ellos yo era un niño, pero poco a poco fui aprendiendo.
Tuve la suerte de contar con dos socios, como Antonio Rafael y Mario, dos referentes en el mundo de la agricultura, con mucha visión empresarial. Ellos han sido mi escuela. La agricultura no sólo es campo, es sobre todo previsión, planificación e inversión, y eso lo he aprendido de ellos. Hemos sabido conjugar la visión de negocio de Antonio Rafael, la estabilidad de Mario y mi juventud, y esta compenetración nos ha mantenido unidos por encima de disputas o diferencias puntuales.
– ¿La agricultura te gustó desde el principio?
Antes de entrar en el campo yo tenía otras perspectivas, tenía las miras puestas en el cuerpo militar. Tenía el físico necesario porque me dediqué siempre al deporte, concretamente al balonmano, y tenía otras metas distintas a la agricultura, pero conforme me fui metiendo en ella y la fui conociendo, la fui queriendo, me fue enganchando.
– ¿Qué cultiváis en Occifresa?
Actualmente tenemos fresas y arándanos, y este año volveremos a tener una pequeña parte de frambuesas. Estamos buscando tener cultivos alternativos ante un posible desvanecimiento en los precios de la fresa.
– ¿Cómo valoras la calidad de la fruta de esta campaña pasada?
La calidad es buena, pero hemos pasado de tener una o dos variedades a tener demasiadas. Las cadenas comerciales buscan una fruta que llame la atención por el aspecto, por lo que hemos ido dejando atrás el sabor. Nos está ocurriendo lo que a la banana frente al plátano de Canarias: aunque éste no es muy atractivo por fuera, al probarlo te convence por su sabor. Puedes comprar la banana la primera vez que la veas porque te llame la atención, pero no vas a volver a llevártela. Aparte, también estamos buscando la dureza porque nuestras zonas de venta están muy alejadas y necesitamos que las variedades sean duras para aguantar largos trayectos. La fresa de Huelva siempre se ha caracterizado por tener un gran sabor y mucho brillo, por ser muy atractiva para los sentidos. Tenemos que volver al origen, es decir, encontrar la variedad que nos permita ocupar el sitio que teníamos. Por tanto, hay que buscar más calidad y menos cantidad.
– ¿Cuál es el estado de salud del sector?
Siento una gran pena por la agricultura tal y como está porque las cadenas comerciales están jugando con nosotros. El sector debería estar más unido, al menos para no trabajar por debajo de los costes de producción.
– Todos habláis de unión, pero nadie da el paso…
Desgraciadamente es así. No sé si va en nuestra cultura o en nuestros genes. Hemos pasado años de escasez y eso nos ha inculcado un sentido de supervivencia, de pisar al que está al lado con tal de poder sacar la cabeza. Yo no soy partidario de esto. En la agricultura española nos falta unión. En Francia, por ejemplo, van a una, los movimientos agrícolas son más fuertes. Nosotros, en Huelva, cuando vemos que los agricultores del tomate de Almería lo están pasando mal, lo vemos como algo muy lejano, y viceversa, y no debería ser así. Todos somos agricultores y los problemas de Almería también deberían preocuparnos aquí en Huelva. Si existiera esa unión en la agricultura paralizaríamos los mercados y no jugarían con nosotros como lo hacen hoy día.
¿Cómo ves la situación de los regadíos del Condado?
En temas de regadíos estamos muy contentos. La Comunidad de Regantes ha sido la responsable de que la agricultura haya funcionado en sitios donde inicialmente era imposible que funcionara. El Fresno se ha convertido en un apoyo muy importante para el agricultor y, además, ha servido para unirnos más. Tiene un fuerte poder de concentración. La prueba está en que ha sido el germen de la mayor manifestación que se ha hecho en el sector hasta ahora. Ahora mismo es inconcebible que detrás de un agricultor no haya una comunidad de regantes. Ojalá que la unión que hemos logrado por el agua la consigamos también para el producto, para el sector.